XV Promocion CMFB
GLORIA POR EL BATALLON
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![]() ![]() CRÓNICAS KINCEAÑERAS DE MEDIO SIGLO Han transcurrido cincuenta años (medio siglo) desde ese lejano día en que era increíble ni siquiera asomaba en nuestra mente, la posibilidad de imaginar este momento. Vivía en nosotros el presentimiento de una nueva vida, de una vida militar, de una vida lejos de la familia, y no dejaba de ser expectante, interesante, atractiva, habíamos visto antes a los “cocheros” (vendedores de cochas de la época en la ciudad de Arequipa, caramelos típicos de la ciudad blanca, usaban un gorrito blanco) no era kepí pero era blanco; a algunos nos atraía conocer de cerca el ejército a otros sus padres no los soportaban, otros les atraía el uniforme, otros venían al Perú por el convenio “Andrés Bello” becados, estábamos inscritos para postular. La ilusión fue el sentimiento primero y común que nos unía, aún antes de conocernos, presentíamos una vida y un destino en común, los años de estudios secundarios que nos quedaban, en los distintos exámenes y pruebas, de conocimientos, de aptitud física, prueba psicotécnica, y apreciación general, sirvieron para competir y mirarnos por vez primera, era sin duda una nueva y grande etapa en nuestra existencia, al fin de los resultados sabríamos quiénes eran los ingresantes, y a contar los pocos días que faltaban para internarnos. El tema era gigante, se trataba de dejar la familia, el barrio, los amigos, el colegio anterior y compañeros, algunos dejaban sus regiones, y otros sus países, para internarnos al nuevo colegio y no volver a salir por lo menos dentro de 2 meses y días. Era una expectativa que crecía cada día, cada instante, era el inicio de una nueva forma de vivir la vida, la espera era expectante. La noche del 27 de Marzo de 1966, la mayoría ya se encontraba en Arequipa, y los de acá esperaban la última noche en casa, no había que preparar nada para llevar el colegio, las recomendaciones fueron estrictas; el reloj inició su marcha retroactiva. El 28 de Marzo fue un amanecer especial, uno muy singular de nuestra vida, posiblemente el más esperado al momento. la ciudad blanca amaneció como todos los días, y las labores cotidianas eran de una Arequipa normal, aparentemente no había nada extraordinario… Pero en los corazones de la futura XV promoción del Colegio Militar Francisco Bolognesi, era un amanecer memorable por el resto de los años, un día inolvidable… Faltando minutos, las movilidades nos transportaban a nuestra nueva morada, la hermosa imagen del colegio con su guardia permanente, sus soldados, pulcramente uniformados y armados, resguardaban los inmensos muros del local que ahora nos absorbía uno a uno, luego de formar y pasar lista, nos enrumbaron a la peluquería, en ella cada uno se iba despidiendo y dejando por el piso de la peluquería, melenas nuevaoleras de distintos estilos y cuidados, para convertir nuestros cráneos al modelo militar: Eran momentos en que nos íbamos conociendo e intercambiando nuestras primeras impresiones, algunos conocidos de antes ya se identificaban “como inseparables”, El Capitán Villalba, presentó en voz alta a un nuevo cadete: “Este es el nuevaolero Riveros” todos volvimos la vista era en efecto una peluca prominente y debajo de ella estaba el pequeño gran cantante: Gerardo Riveros. Con el pelo cortado habían cambiado los semblantes que eran al momento del ingreso al colegio, fuimos con nuestro jefe de sección a conocer las cuadras, allí nos indicaron, cuales eran nuestras cuadras, nuestras camas, nuestros roperos, y se inició el reparto de nuestros uniformes de faena, de deportes, los útiles personales, y toda la ropa interior, los útiles de aseo etc. todos debíamos vestir como militares, mientras tanto, llegó el medio día, nadie había sentido el asomo del hambre estábamos llenos de emociones nuevas, por primera vez escuchamos el toque de rancho, y debíamos familiarizarnos con los toques, que llamaban con distintas melodías y distintas órdenes: Diana (al amanecer), rancho (al desayuno, almuerzo y cena), aulas (para ingresar a clases), queda (para dormir), era todo nuevo una nueva forma de vivir, y convivir con compañeros similarmente etarios. Eran seis secciones de la primera a la sexta, no más de 30 cadetes por sección, nosotros 210 en la promoción, al día siguiente se internarían los aspirantes (chivos) cadetes de cuarto grado, y los técnicos (vacas) cadetes de quinto grado, era otra espera que causaba expectativa, eran de grado superior y grado superior también mando sobre nosotros. El color distintivo de las caponas del uniforme eran azules para nosotros, verdes para los chivos y rojas para las vacas. La noche del domingo se internaban los cadetes de cuarto y quinto grados, al día siguiente en el patio de armas del colegio, al toque de formación ya estábamos formados alrededor del monumento de nuestro patrono Coronel Francisco Bolognesi en una “C” en tres laterales del patio, por primera vez estábamos todos los cadetes de todos los grados, y por primera vez veíamos en una enorme asta elevarse nuestro pabellón nacional, acto que se realizaría todos los días en el plantel y escuchamos a viva voz los acordes de nuestro himno patrio cantado con nuestras voces sonoras, El brigadier General daba parte al Capitán Jefe de Batallón sobre las ocurrencias del día: número de efectivos, ausencias, en enfermería y en servicio. Luego pasamos a las aulas para el inicio de las labores escolares de año académico 1966, todos perfectamente uniformados con uniformes de faena nuevos de color beige, corbata azul marino, borceguís negros con un brillo especial y sobre las cabezas el áfrica beige, caponas distintivas de grado sobre nuestros hombros, en colores por grado: azul para los alumnos (tercer grado), verde para los aspirantes (cuarto grado), rojo para los técnicos (quinto grado) y nuestro cartapacio en la mano derecha y se avizoraba como una sombra amenazante la noche del “bautizo”. Los técnicos y aspirantes ingresaban a nuestras cuadras después del toque de queda, a conocernos, y a darnos distintas órdenes y castigos, todos estábamos a disposición de ellos, en al algunas cuadras algunos estudiantes se rebelaban y hasta se mechaban con los superiores, algunos alumnos presintiendo subieron a los cerros hasta que termine la bulla de las cuadras y luego bajaban en el silencio, fue una experiencia nueva pero tradicional en el colegio. Y se dio inicio a las actividades cotidianas del colegio, siempre con horarios que observar escrupulosamente, disciplina en las distintas actividades: 06:00 Toque de diana que nos despertaba haciéndonos saltar de la cama hasta los roperos para sacar nuestras toallas corriendo en sandalias hasta las frías duchas, luego del aseo integral, nuevamente a los roperos para vestir el uniforme de faena, (bien a la raya) y los botines desbordando el brillo especial que aprendimos a sacarle, los cuadernos y libros que nos tocaba en el día y al toque de formación salir a las 07:00 a formar para pasar al rancho, nuestra memoria gustativa no olvida los panecillos del colegio, la mermelada y la mantequilla de todos los días, con su taza de leche y listos para pasar a formar para ingresar a las 08:00 en punto a las aulas e iniciar las labores académicas con nuestros profesores civiles, hasta el medio día que nos sorprendía para correr de prisa a las cuadras, a cambiarnos ropa de deportes y como todos los días a hacer gimnasia militar, luego de una hora pasábamos a hacer deportes al gusto y preferencia de cada uno, algunos acostumbraban trotar alrededor del muro antes de ingresar de nuevo a las duchas, refrescantes, y formar para asistir al rancho de medio día, nuestras papilas gustativas, se acostumbraron a los caldos propios del colegio y el seco de frejoles, a veces en su lugar garbanzo, y de vez en cuando variaban los segundos, fruta, refresco y teníamos media hora para reposar al almuerzo, era el momento que aparecían los cigarrillos (Ducal, Camel, Norton, y otros de la época, ingresados de contrabando) que se hicieron digestivos luego del almuerzo, incluso en esos tiempos de moda teníamos la teoría que el fumar luego del almuerzo te forma la flora intestinal que ayuda al digerir mejor los alimentos, a las 15:00 horas un nuevo toque y estábamos ingresando nuevamente a las aulas, hasta las 18:00 horas que corríamos a las aulas a dejar nuestros útiles, ponernos el capotín, azul, y salir al toque de rancho para cenar y a las 19:00 horas estábamos ingresando a las aulas para realizar las tareas o para estudiar, quienes pertenecían a la banda de música y a los distintos talleres: coro, teatro, cerámica, xilografía, pintura y otros asistían en esas horas, hasta las 22:00 horas en que había una última formación para arriar la bandera, dar el parte de ocurrencias al mayor Jefe de Batallón y pasábamos a las cuadras para descansar al toque de queda, momento en que iniciaba el servicio de imaginaria (vigilancia) en cada una de las cuadras por turnos durante todas las noches. Ese servicio traía todo tipo de recuerdos y pensamientos que amenazaban, muchas son las historias, producto del miedo que han trascendido a los años: “El Cadete sin cabeza”, historia del cadete Macedo Arguedas, de las primeras promociones fallecido en un accidente fatal en una de las cuadras del colegio, cuyo fantasma se aparecía a los imaginarias: otras como “La Guagua” un grito de bebe recién nacido que se escuchaba oído por algunos cadetes en las noches mientras el servicio de imaginaria hacía su turno (posiblemente provino de un chirriar de alguna puerta y en la noche el temor creó ese efecto), los alumnos de tercero iniciábamos nuestro servicio de imaginaria, con esos temores, y pensamientos propios del silencio sepulcral de la noche vigilando el sueño de nuestros compañeros de cuadra, con aislados ronquidos y algunos ruidos raros, posteriormente ya era normal hacer el servicio. Así los días transcurrían uno a uno, los días sábados y domingos teníamos visitas de los familiares, amigos y amigas que nosotros recibíamos con el cariño que surge del placer de conversar y verlos unas horitas una vez por semana, los primeros días y las primeras semanas ya se hacían cada vez más los mismos, transcurrió el primer mes internados sin ver la calle, aislados del mundanal ruido y movimiento de la calle, y comenzamos a contar los días uno a uno, anotando en la pizarra su ángulo superior derecho se anotaba cada día cuanto días faltaban para salir a la calle, en corrillos surgió el rumor que la nuestra sería la primera promoción que iniciaría la salidas, el día de la madre como un regalo a ellas, en la pizarra se anotaban las dos posibilidades, llegó el día de la madre, se realizó el tradicional homenaje, a las madres y no hubo salida, los días se hacían más largos y la espera más desesperante, los números de la pizarra continuaban restándose, cada día, se hacía más largo teniendo que esperar al día 7 de Junio en que saldríamos a la calle a pasar el fin de semana, en casa, en el barrio. Ya habíamos pasado por la sastrería, para medirnos el uniforme, y el Kepí, los días se aproximaban y los números en la pizarra iban creciendo en tamaño, la expectativa crecía, contando los días, las horas hasta los minutos, fueron días largos y difíciles, todos a portarse bien, para no ser consignado (castigado). Y llegó el día “D”, El esperado toque de diana, nos despertó listos para ingresar a la ducha, con una alegría inusitada, todos soñábamos con la primera salida, en efecto al toque de rancho todo el colegio salía perfectamente uniformado con el uniforme de gala, escarpines y fusiles, para la formación del día central de aniversario 7 de junio. Esta ceremonia vive en nuestros corazones como algo muy especial, cada uno de los años (mil días) de vivencia bolognesina, Es la ceremonia anual, pletórica de patriotismo, con presencia de las máximas autoridades de la región, es uno de los eventos que esculpió paulatinamente nuestra sólida formación en valores y nuestra eterna amistad, aún cuando pasan los años no deja de ser grande el 7 de junio, juramentábamos fidelidad a la bandera, desfilábamos gallardamente por la tribuna de honor del plantel y luego de la finalización de la ceremonia, procedíamos a salir a la calle, ese era también un ritual muy especial, nos revisaban, el aseo detalladamente, con el uniforme perfectamente presentado, el corte de pelo que tenía que ser muy cortito, y dinero para salir no menos de S/. 5.00, porque un cadete tiene que desplazarse en taxi, no en carros de servicio público masivo. Estábamos cruzando el dintel de la puerta de la guardia, que nos separaba de la ciudad, los taxis, en la puerta del colegio esperando, listo para abrirnos la puerta y hacernos pasar al asiento y por fin partir con dirección a nuestros domicilios luego de 2 meses y días. Cada uno tiene una historia que contar fuera del colegio. Había transcurrido la semana de festejos de nuestro aniversario, que comprendía: campeonato deportivo, velada literario musical en el teatro municipal de la ciudad el día 6 de Junio, de allí los cadetes por única vez sin formación pasaban cantando por las calles hasta llegar a las instalaciones del colegio para llevar a cabo una gran verbena bailable y el día 7 la ceremonia central, que finalizaba con un baile de gala en el club Internacional de Arequipa. La noche del siguiente domingo teníamos que internarnos hasta la 22.00 hrs. Hora en que llegábamos todos los cadetes, los maletines eran revisados minuciosamente, los kepís y todo el cuerpo para que no ingresen cigarrillos que estaban de moda, en época, al colegio ingresaban “misteriosamente” los infaltables cigarrillos, en la cuadra era una conversación interminable sobre las aventuras, pasajes y experiencias, que nos contábamos sobre los dos días transcurridos en la calle, hasta altas horas de la noche, antes de iniciar al día siguiente las actividades de rutina. Nuestro primer año, transcurrió siempre con nuevas y enaltecedoras experiencias: Los campeonatos deportivos de básquet, con las selecciones de La Salle y San José, los mejores equipos del momento, nuestras gargantas, y nuestro aliento jugaban con el fortalecimiento de nuestra identidad institucional. Los días sábados entes de la salida teníamos maniobras militares, con salidas de campo, ese día había desayuno especial, antes de salir al campo comíamos huevo duro, o saltado junto con el desayuno de todos los días, el mismo rancho que cuando salíamos de desfile. Las olimpiadas internas, donde nuestras selecciones de fulbito, básquet y vóley, competían con los de cuarto y quinto. Las presentaciones oficiales en ceremonias externas donde el colegio participaba como invitado, incluso las visitas a Tacna, Puno en sus aniversarios. Las películas que nos pasaban los días miércoles por la noche en el casino de cadetes algunas películas clásicas y de recuerdo. Los conciertos de la orquesta Sinfónica de Arequipa, que periódicamente nos daba un concierto interno al que asistíamos a escuchar música clásica en vivo. Las fiestas de fin de semana a las que asistíamos con terno y corbata, a bailar con la música de la época, el Rock and Roll, los boleros y valses, de la década prodigiosa que aún queda en nosotros su letra y música. En síntesis, nuestras vivencias de formación en la vida militar y académica fue fructífera, rica en vivencias, privilegiada por tener los mejores profesores, militares selectos y la convivencia disciplinada, la forma de lucir el uniforme en nuestras salidas a la calle, la educación de urbanidad de la que hacíamos gala, aprendimos, normas propias de cadetes, como caminar en la calle, como bailar, como hablar, como utilizar los cubiertos, etc. etc. hacían de nosotros el germen de los futuros ciudadanos que somos, distintos, mejores, excelentes profesionales y autoridades, pero sobre todo la hermandad construida sobre fuertes bases, que trasciende hasta el día de hoy, el modelo de formación hecho para servir al desarrollo permanente de nuestra patria el Perú. LA PROVIDENCIA NO ES PRODUCTO DE LA SUERTE LAS COSAS DE LA VIDA NO SE RIFAN ¡GERMINAN¡, SE CONSTRUYEN DESDE BASES POR TANTO SABEMOS QUE LA XV NO ES EL LUGAR DÉCIMO QUINTO DE UNA FILA DE NÚMEROS INERTES ES UN GRUPO SELECTO DE EXCADETES RAMILLETE DE CORAZONES BOLOGNESINOS UNIDOS A ESPOSAS, HIJOS Y NIETOS ESPIRITUS VIVIENTES Y ETERNOS EN UNA ESPIRAL INDETENIBLE QUE HACE AL TIEMPO IMPOTENTE DE DETENERLA UN INSTANTE. ES LA PROMO QUE VENCE ADVERSIDADES ACORTA LAS DISTANCIAS RESUELVE INCONVENIENTES PARA ESTRECHAR LAS MANOS Y ABRAZARSE INTERCAMBIANDO AFECTOS Y RECUERDOS DE MIL DÍAS QUE NOS UNIERON SIEMPRE PARA NUNCA EXTINGUIRSE PARA LLEGAR AL ALMA MATER DESDE HACE MEDIO SIGLO EN QUE NOS CONOCIMOS. Nota.- es una humilde propuesta abierta para ser enriquecida con nuevos aportes vuestros
Un dia en el CMFB: 04 de Junio 2010 RECORDAR ES VOLVER .....que afloren tus recuerdos !!!!
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